El viernes pasado empezó mi fiesta favorita, pero en realidad no es una fiesta, sino un evento deportivo que mis amigos y yo seguimos con emoción durante el fin de semana. Es un tipo de competición de esquí que tiene algo de carrera, pero cuyo objetivo principal es al resistencia.
La competición funciona así: al inicio de cada hora, los competidores se reúnen al pie de la montaña (la competición tiene lugar en una estación de esquí en el estado de Maine) y ascienden esquiando hasta la cima (unos 1.000 pies cuesta arriba). Una vez que llegan a la cima, tienen que volver esquiando. Deben repetir este recorrido a cada hora en punto. Y quienes terminan la vuelta a tiempo quedan eliminados. La prueba termina cuando solo queda un esquiador capaz de completar una última vuelta.
¿Por qué nos gusta tanto? Pues porque algunos de nosotros han competido en él (yo no, nunca lo haría) y nos entusiasma mucho animar a nuestros amigos. Pero hay más: los mejores competidores aguantan horas y horas subiendo y bajando por esta montaña. El año pasado, la competición duró tres días. Sí, lo digo en serio -- fue un récord. El año pasado, todas las mañanas me levantaba y revisaba mi móvil para enterarme si la gente había seguido esquiando toda la noche mientras yo disfrutaba de mi cama calentita. Era muy divertido seguir lo que occurría y cuántos competidores quedaban. Y en las redes sociales, subían videos interesantes que mostraban cómo se desarrollaba el evento y con los perfiles de los participantes que todavía quedaban en carrera.
De todos modos, mientras estoy escribiendo esto, todavía la carrera sigue. Ya se aproxima la hora 30 de la competición, y todavía quedan más de veinte participantes. Desde que empezó, yo trabajé mi jornada, fui al gimnasio, dormí una noche, hice la compra en el supermercado, miré tres episodios de una nueva serie (uy, me da un poco de vergüenza) y por supuesto, escribí esta nota. Veremos qué nos deparan.
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Tres episodios nada más? Mal
o: Mi fiesta favorita... si se la puede llamar fiesta / o al menos para mí es una fiesta / que no es en realidad una fiesta
"De veras" es correcto, pero bastante coloquial por aquí.