En continuación de: https://journaly.com/post/24645
Cuando regresé a casa, mi madre ya había preparado el almuerzo. No conté a nadie qué había hecho durante la mañana. Quise regresar al lugar tan pronto como pudiera, pero en esa época mi madre solía insistir en que mi hermana y yo hiciéramos la siesta después de almorzar.
Me desperté pasadas las tres de la tarde. Inmediatamente me vestí y me despedí para volver al bosque. Antes fui al sótano para recoger otra vez nuestra pala plegable. Aún quedaban algunos trozos de tierra adheridos, ahora secos y grises. Cuando me adentré en el bosque de nuevo, el suelo bajo los árboles estaba cubierto de manchas iluminadas por el sol de la tarde. Necesité un rato para encontrar el lugar, pero cuando llegué al haya, la trampa todavía parecía intacta. Levanté con cuidado algunas hojas que cubrían la trampa para ver si había un conejo atrapado dentro, pero lo único que descubrí fue un escarabajo negro arrastrándose por el fondo del hueco. En mi opinión, eso no contaba .
Me sentí decepcionado y me pregunté por qué otra vez no había atrapado nada. Obviamente, había elegido un lugar inadecuado. Bajo el haya, donde el suelo estaba cubierto de muchas hojas secas, obviamente no pasaba nadie. Pensando en ello, me imaginaba que uno de los muchos senderos que recorrían el bosque podría ser un lugar mejor. No sabía quién utilizaba estos caminos, si eran animales o personas, pero alguien tenía que pasar por aquí.
Mirando a mi alrededor, atisbé uno de esos senderos cerca de mí. Era estrecho, pero el suelo desnudo, oscuro y sin vegetación revelaba que, obviamente, alguien caminaba por aquí con regularidad. Elegí un lugar donde el camino estaba cubierto con algunas hojas que necesité para camuflar la trampa. Cavé un agujero otra vez, más profundo que el primero, y lo cubrí con ramas y hojas.
Dejé la primera trampa como estaba y me fui de vuelta a casa.
Muy bien, Marcus, tu español sigue "en forma".
Muy bien! Mediante los pocos errores estás aprendiendo lecciones valiosas. Bravo!