- Y ahora, ¿qué piensas?
- Pienso ¿de qué?
- Vale, llevamos un rato aprendiendo español, hemos avanzado y todo eso, y quisiera saber si estás contento ahora. ¿Estás contento?
- Pues, ¿crees que estar contento es un buen estado?
- ¿Y puedes dejar esa maldita manera de responder con una contrapregunta todo el tiempo?
- A ti no te gustan las contrapreguntas, ¿verdad?
- Cállate.
- Vale, déjame pensar.
Cuando empezamos, tuvimos esos sueños como aprender un nuevo idioma sería como conocer un nuevo mundo. Que nos íbamos a sentir como españoles, que íbamos a ver el mudo por los ojos de gente diferente.
Pensando en ello, no creo que hayamos cambiado en absoluto. Seguimos siendo los mismos, hablando la misma basura como siempre y la lengua que usamos da igual, ¿no crees?
- Tío, ¿estás frustrado?
- Digamos que he dejado esos sueños y me he dado cuenta de que aprender un nuevo idioma es, sobre todo, mucho trabajo.
- Pues, nadie te dijo que fuera fácil.
- No, nadie me lo dijo, pero yo creía que aprender sería más fácil.
- Tienes razón. Es un rollo.
...
...
Pero todavía me gusta. Sobre todo porque el idioma que estamos aprendiendo es una lengua elegante, y expresarme de una manera elegante, me da una profunda sensación de satisfacción.
- Te satisface saber usar el infinitivo, ¿verdad? ¿Estás bromeando?
- ¿Parezco estar bromeando?
- Contigo nunca se sabe...
Tengo esta conversación conmigo misma casi día por medio. :-) Me hizo reír al reconocerlo.
Si, es un rollo, ¿no?
Escribi esta contribuciòn para practicar el español hablado, ya que me faltan posibilidades en la vida real....
:-)
Muy bien escrito! Siempre que quieras conversar en español, hacemos un zoom y basta. Yo tengo un amigo alemán que me llama casi todos los días por zoom y hablamos durante diez minutos))) Y así ha ido mejorando su español increíblemente.
Qué lindo. :)