La biblioteca perdida de Alejandría - Transcripción #2
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La biblioteca perdida de Alejandría - Transcripción #2

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<<< primera parte

Aquí está la segunda parte de mi transcripción de un episodio del podcast Historias perdidas. Las partes y palabras en itálica son las donde no entendí en absoluto lo que se decía.

el episodio : https://www.youtube.com/watch?v=YMDfnwZBNCQ (empecé a transcribir a los 5'05'')

Gracias de antemano por vuestras correcciones :D

Después de ser la sed del conocimiento durante al menos 300 años, la biblioteca de Alejandría dejó de existir en algún momento de los primeros cuatros siglos de nuestra era. Los detalles del fin del gran archivo alejandrino han dado pie a un debate que persiste hasta el día de hoy. Existen, de acuerdo con los expertos, dos posibles momentos que marcaron la conclusión de ese sueño de cultura incluyente y universal que fue la biblioteca en Alejandría. El primer posible culpable fue Julio Cesar. El celebre emperador romano se vió sitiar en Alejandría alrededor del año 47 antes del Cristo. Desesperado, Cesar prendió fuego a los muayes de la ciudad. No es imposible que ese incendio haya llegado a las mismísimas puertas de la biblioteca, consumiendo en poco tempo todo el acervo. Pero Cesar no es el único sospechoso de ese crimen inenarrable contra la humanidad. Hay quien dice que la responsabilidad la tienen los primeros cristianos que arrasaron con buena parte de los templos paganos a finales del siglo 4 de nuestra era. El hoje cristiano en el mundo del mediterráneo conviertó a la hermosa ciudad de Alejandría en cuna de receno y resentimiento entre dos interpretaciones cosmoconicas irreconciliables: la del mundo clásico y la de la nueva era cristiana.

A lo largo del siglo quinto, la sociedad alejandrina se vería ultrajada por la nueva religión, varias luminarias adelantadas en su época como la celebre filosofa Ipatia perderían la vida por rencores religiosos. Es probable que la biblioteca de Alejandría sufrí del mismo destino en un mundo que había decidido darle la espalda, como tantas otras veces a lo largo de la historia, al humanismo. Pero hay algo más allá del doloroso debate sobre los detalles del fin de la gran biblioteca de Alejandría. Lo cierto es que en algún momento de la primera mitad del primer mileno de nuestra era, esa biblioteca se esfumó. ¿Pero que queda de ella?

¿Es posible encontrar las ruinas de lo que alguna vez fue el mayor centro del conocimiento de la humanidad? ¿Y más interesante todavía, será posible hallar algunos de los legendarios documentos con los que se contaba con la cervo alejandrino? El intento más extraño pero más emocionante por recuperar no solo la biblioteca de Alejandría sino otros vestigios de la ciudad clásica como la no menos leyendaria tumba de Alejandro el Magno por ejemplo, se desarrolló al finales de los años 70 y principios de los 80 cortesía de un grupo de arqueólogos síquicos llamados el grupo Movious. Encabezados por un curioso empresario y explorador llamado Stefen Schwartz, el grupo Movious utilizó una mezcla de arqueológicas convencionales con sonares de gran profundidad incluso intentos espiritistas para localizar los tesoros que aún puede esconder el puerto de Alejandría. De acuerdo con el fundador del grupo, la misión resultó todo un éxito. En mayo de 1979, el equipo de exploradores descubrió varios vestigios y un importante numero de reliquias en las aguas de Alejandría que esconden, como establido, uno de los mayores botines arqueológicos de toda la historia humana. De acuerdo con Schwartz, el grupo incluso halló lo que podrían ser las ruinas de la casa de Marco Antonio en Alejandría. Pero el mayor descubrimiento de todos eludió al grupo Movious que no encontró rastro alguno de la magna biblioteca. ¿Será perdida entonces para toda la eternidad? Una expedición mucho más reciente piensa lo contrario.

La leyenda de la biblioteca de Alejandría tiene un final muy similar a la historia perdida de muchas de las otras grandes reliquias de la antigüedad. Encontrar su verdadero destino es un sueño posible pero muy, muy complicado. Pero solo quiere decir que los expertos en arqueología egipciana no lo hayan intentado por décadas. El experimento más potencialmente éxito sucedió hace a penas algunos años. Ocurrí el año del 2004, cuando un equipo compuesto por arqueólogos egypcios y polacos incontró lo que parece ser una serie de al menos trece salas de lectura y exposición y un auditorio de considerable tamaño. Las salas incluyan restos de podios donde alguna vez, quizá, algún conferenciante tomó la palabra para exponer un tema de relevancia. La capacidad total de las salas de conferencia alcanzaba las 5000 personas, una cifra notable para la época. El descubrimiento refuerza la noción en caso claro de que se trate en efecto de la legendaria biblioteca de que el acervo alejandrino no era solo un archivo de documentos sino una autentica universidad. Por desgracia, el equipo de arqueólogos no incontró ni una sola prueba de la existencia de los cientos de miles de papiros que, de acuerdo con la leyenda, descansaban en los estantes de la biblioteca. ¿Será posible que el acervo de Alejandría no fuera después de todo un repositorio de obras bibliograficas, sino simplemente un muy admirable centro de estudios? Los expertos lo dudan. Las referencias históricas a la biblioteca y a su acervo son muchas y son incuestionables. Lo más probable entonces sea que los restos de la biblioteca estén escondidos, como tantas otras maravillas, en los cimientos de la inmensa ciudad moderna de Alejandría en Egipto. Están allí a la espera de algún osado arqueólogo que, un día de estos, sorprenda al mondo con su hallazgo.

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