Contexto: Una noche lluviosa en la vieja biblioteca del barrio. Lucía y Mateo entran para explorar rumores sobre una sala secreta, sin imaginar que encontrarán un misterio que cambiará todo.

Historia (diálogo + narración)

Era una noche lluviosa. La lluvia golpeaba con fuerza las ventanas cuando Lucía decidió entrar en la vieja biblioteca del barrio. La luz de la calle apenas iluminaba los pasillos polvorientos.

Mateo la seguía con cautela, mirando alrededor con cierta preocupación.

Mateo: ¿De verdad estás segura de esto? Todo se ve tan extraño y silencioso.

Lucía: Sí. Hay algo aquí que no encaja. Lo presiento…

Avanzaron lentamente, el crujido de sus pasos resonando en el pasillo. De repente, un ruido seco los hizo detenerse.

Una puerta entreabierta dejaba escapar una luz débil. Con cuidado, empujaron la puerta y encontraron al Señor García tirado en el suelo, inmóvil, con un libro antiguo entre las manos.

Mateo: ¡Está muerto! ¿Qué hacemos?

Lucía: No podemos tocar nada. Tenemos que llamar a la policía.

En ese momento, Sofía apareció, con el paraguas todavía mojado y el rostro preocupado.

Sofía: No esperaba que esto sucediera… García estaba investigando algo sobre la sala secreta.

Lucía se acercó al libro. Las páginas estaban llenas de mapas antiguos, anotaciones extrañas y símbolos que parecían claves.

Lucía: Mira esto. Alguien buscaba un secreto que nadie debía encontrar.

Poco después, se escuchó un golpeteo en la puerta. Apareció Inspector Rojas, linterna y cuaderno en mano.

Inspector Rojas: ¿Qué pasó aquí?Lucía explicó todo lo que habían visto y la historia del libro. El inspector frunció el ceño.

Inspector Rojas: Esto parece más complicado de lo que pensaba. Nadie puede acceder a la sala secreta sin la llave, y solo unos pocos la conocen.

Pasaron horas buscando pistas. Cada estante parecía esconder algo, y pronto se dieron cuenta de que alguien había manipulado los libros para despistar a los curiosos.

García había intentado proteger un secreto muy valioso, y ahora su vida había terminado de manera trágica por esa razón.

Finalmente, Lucía notó un pequeño símbolo en una de las páginas del libro que coincidía con un grabado en el suelo.

Lucía: ¡Aquí está! Esto nos lleva al escondite real.

Entraron con cuidado y encontraron un compartimento secreto. Dentro había documentos antiguos, mapas, y un objeto valioso que el Señor García había protegido durante años. Todo indicaba que su asesino había querido apoderarse del secreto a toda costa.

Gracias a las anotaciones del bibliotecario y a las pistas que Lucía y Mateo descubrieron, el Inspector Rojas logró identificar al culpable: un coleccionista codicioso que había seguido los pasos de García.

Esa misma noche, la policía lo arrestó.Lucía respiró hondo mientras miraba la biblioteca silenciosa.

Lucía: Todo terminó, pero sé que aún quedan secretos por descubrir aquí.

Mateo sonrió, cansado pero satisfecho.

Mateo: ¿Otro misterio mañana?

Lucía: Sí… y la próxima vez, tal vez seamos más prudentes.

La lluvia seguía cayendo afuera, pero dentro de la biblioteca había una sensación de justicia, un misterio resuelto y la promesa de nuevas aventuras. Lucía sabía que este solo era el primero de muchos secretos que la esperaban.