Por fin, después de la gran operación, me he sentido preparada para volver a hacer actividad física. Tengo un poco de miedo de que mi cuerpo se deteriore después de cumplir los 30, lo cual se puede combatir desarrollando músculo. Además, este verano pasado me motivaron los Juegos Olímpicos y me dieron la impresión de que el levantamiento olímpico de pesas es un deporte interesante que requiere el perfeccionamiento de muchas habilidades, y por lo tanto podría ser estimulante aprenderlo. Por eso decidí probarlo, y hace poco me apunté a un gimnasio donde se puede practicar.

En este deporte, solo hay dos levantamientos: los dos tiempos (la cargada y el envión...no estoy segura de los términos correctos pero en inglés me refiero a "clean and jerk"), y la arrancada ("snatch"). Son movimientos muy técnicos y, por eso, se recomienda trabajar con un entrenador para perfeccionar la técnica y evitar adquirir malas costumbres. Acabo de empezar con una entrenadora y, por supuesto, soy un desastre en este deporte. No tengo el cuerpo ideal para esto: soy muy alta y parezco un montón de extremidades. No me molesta tanto porque solo quiero aprender, no competir. Pues nada, estoy divagando.

Hace dos días fui al gimnasio a practicar. Ahora mismo estoy intentando mejorar mi técnica más que ponerme fuerte. Sólo usé pesas ligeras, como de 25 kilos, para esto. En un momento dado, fui a dejarlas en el suelo, pero como las pesas eran ligeras, actué sin cuidado, y terminé lastimándome la espalda. Al día siguiente me desperté notándome tiesa y apenas podía caminar por mi apartamento. Ahí estaba yo, tratando de prevenir algunos efectos del paso de los años, y resulta que me he hecho sentir más vieja que nunca por echarme la espalda. ¡La típica lesión de la gente mayor!