Hoy quería compartirles una breve historia que ocurrió cerca de la frontera entre el estado de Montana en Estados Unidos y la provincia de Alberta en Canadá. Estaba de vacaciones paseando por algunos parques nacionales en la región.

Pasó cuando estaba tomando un descanso cerca de un restaurante pequeño en una zona de senderismo conocido por su población de osos. En las zonas más aisladas, hay incluso osos grizzlies, que son bastante grandes. Vi un oso negro forrajeando junto a un arroyo desde una distancia que en el momento parecía bastante segura. No quiero haceros spoiler, pero no hay que ser un genio para adivinar a donde llega esto. El oso parecía muy tranquilo y solo estuve a unos 100 metros del restaurante. Entonces hice el primer paso para ganar un Premio Darwin y ser víctima de la selección natural: decidí que quería sacarle una foto. No os preocupes, esto fue hace 15 años, antes de los smartphones y los selfies. Solo quería una foto del oso desde una distancia segura, no con palo selfie. En esos tiempos, las cámaras no siempre funcionaban bien, y estaba teniendo dificultades con preparar la cámara. Después de un tiempo cortito, finalmente estaba preparada. Miré hacia arriba con la esperanza de que el oso siguiera visible.

Había buenas noticias y malas noticias. Empecemos con las buenas noticias. El oso seguía visible, de hecho, estaba mucho más visible que antes. Ahora las malas noticias. La distancia entre el oso y yo se había reducido considerablemente y el oso estaba corriendo a toda velocidad directamente hacía mí. Cuando un oso te persigue, los expertos recomiendan varias opciones. Puedes fingir como si estuvieras muerto o puedes mantener tu posición, hacerte grande, y gritarle. Lo que siempre dicen que no se puede hacer es escapar de un oso corriendo, incluso si fueras la persona más rápida viva. Pero esta no fue una conversación hipotética. Ya me había ido pitando.

Tuve la suerte de tener la ventaja y de estar cerca del restaurante. Logré lo supuestamente imposible y llegue al restaurante sano y salvo. Miré por detrás y el oso seguía corriendo pero había cambiado su rumbo y se dirigía por el parking. Había un hombre sacando algo de su coche tranquilamente y el oso le estaba acercando. Estaba jadeando por el sprint que acababa de completar y grité "Bear!" para intentar avisarle. El hombre se giró justo en el momento de que el oso estuvo llegando. Solo estaba a unos 10 metros del hombre, todavía corriendo a toda velocidad, y seguramente se lo dio el susto de la vida. Afortunadamente, el oso le pasó corriendo y corrió hacia el bosque al lado del parking y desapareció entre los arboles. Desafortunadamente, no consigue sacarle una foto al final.