Paul está en la galería cuando llega Ana. Ella le habla de su abuelo, que fue un gran pintor. Además, le dice que cuando era niña, su padre jugaba con ella y a menudo le daba chocolate. Le dice a Paul que por eso era gorda cuando era pequeña. Paul parece sorprendido, porque ahora Ana ya no es gorda.

Paul le da a Ana algunas cartas que fueron enviadas a la galería. Ana no parece contenta de recibirlas, y Paul le pregunta por qué. Ana le dice que las cartas son facturas de la galería. De todos modos, agrega que no es importante, y que no todo in la vida siempre puede ser dulce. Paul responde que si todo fuera dulce, todo el mundo sería gordo. Ana parece triste y Paul le pide perdón.

Ana le dice que está bien, que es verdad que cuando era pequeña era gorda. Le cuenta que no salía mucho porque le daba mucha vergüenza. En lugar de salir, leía mucho, y su libro favorito era una enciclopedia de pintores. Paul parece muy interesado en su historia, pero entonces alguien entra a la galería y los interrumpe.

Es Juanito, el joven pintor, y quiere hablar con Pablo, el dueño de la galería. Cuando Ana ve que llegar a Juanito, le pide a Paul que la salve de él. Mientras Juanito está hablando con ella, Paul responde a su móvil y le dice hola a Pablo. Cuando Juanito lo oye, se emociona y le pide a Paul que le pase el móvil. Paul termina la llamada y le dice a Juanito que Pablo no volverá a la galería. Juanito parece decepcionado. Se despide de Paul y Ana, y les dice que va a volver más tarde.

Luego vemos que Paul le cuenta a su maestra, Cecilia, lo que pasó en la galería. Paul le dice que la llamada era falsa. En realidad, Pablo no había llamado a Paul. Paul había fingido hablar con Pablo para deshacerse de Juanito. Cecilia se ríe y le dice que está sorprendida de ver que Paul es capaz de mentir de esa manera, porque tiene una carita tonta linda. En ese momento da la impresión de que ella está flirteando con su alumno.