Las "Piedras guías" del pueblo de Elberton, Georgia, Estados Unidos, eran un monolito moderno encargado en 1980 por un personaje misterioso que usaba "R.C. Christian" como seudónimo. Estaban inscritas con varios consejos en 12 idiomas modernos, evidentemente para mejorar la calidad de vida mundial. El monolito se componía de cuatro bloques verticales de granito que medían casi seis metros de altura, más un pilar en el centro y otra losa de granito que yacía horizonalmente sobre las demás piedras. Servían de calendario mediante su estructura, por la cual pasaba luz solar que iluminaba la fecha del día.

Supuestamente, los técnicos que eventualmente fueron los encargados de erigir el monolito quisieron rechazar la propuesta de Christian, tachándolo de "disparate." Para disuadirlo, subieron el presupuesto para la obra a tres o cuatro veces lo que realmente hubiera valido. Se sorprendieron cuando Christian aceptó el precio y la construcción se puso en marcha.

Desde el principio, el monolito llamaba la atención, generaba preguntas y evidentemente ocasionaba la ira de muchos extremistas cristianos quienes creían que su consejo de "mantener la población global por debajo de los 500 millones" se refería a un complot genocida o satánico. También atraía el turismo a Elberton, un pueblo rural de unos 4,000 habitantes conocido más que nada por sus canteras de granito.

Cada cierto tiempo, el monolito se vería cubierto de pintadas despectivas como el eslogan "New World Order" y otros aludiendo a teorías de conspiración. El autor intelectual de las Piedras guías continuaba siendo una incógnita y las mismas Piedras un fenómeno curiosísimo en un lugar tan conservador y tradicional como Elberton.

Por fin, después de más de 40 años, en la madrugada del seis de julio de este año, un hombre todavía no identificado detonó una bomba que tumbó una buena parte del monolito, reduciéndolo a escombros. El municipio se vio obligado a derrumbar lo que quedaba de las Piedras guías. Unas cámaras de seguridad habían captado al hombre huyendo de la escena a toda velocidad en un carro gris.

Tanto los técnicos que estaban a cargo de mantener las inscripciones en granito como el alcalde del pueblo lamentaron el atentado. A mí también me parece triste. Me hubiera gustado visitar las piedras cuando estaban en pie. Se habla de reconstruirlas, pero está por ver si se da en un futuro.