En 2019 empecé a aprender portugués. Comencé despacio con Duolingo y estaba muy contenta con mis progresos. Ya había aprendido francés en la escuela y español en la universidad, pero había olvidado muchas cosas y no podía expresarme ni en uno ni en el otro. Ambos idiomas me sirvieron de base para aprender portugués con mayor rapidez. Después de algunas semanas, me di cuenta de que en Duolingo hay muchas palabras portuguesas con pronunciación distinta a la de mis recuerdos de la infancia. Como mi padre también sabe portugués, le pregunté por qué hay esta diferencia de pronunciación y también de algunas palabras que recordé. Por ejemplo, Duolingo dice "suco" en vez de "sumo". Descubrimos así que hay una (gran) diferencia entre el portugués europeo y el portugués brasileño.

Buscando contenido y aplicaciones en portugués de Portugal, encontré mucha gente interesante y también comunidades de amantes de los idiomas como Journaly y la Polyglot Gathering. En ese entonces solamente quería mejorar mi portugués y disfrutar de contenidos nuevos que pudiera entender, pero la gente de estas comunidades en seguida se dio cuenta de que también sabía otros idiomas como el francés y el español y después me animaba a hablar en estos idiomas con ellos. Al principio tenía mucho miedo de mezclar mi portugués, todavía muy débil, con el español y también con el francés.

Con el tiempo se me hizo más fácil hablar todos mis idiomas con mis nuevos amigos. Durante la pandemia, hablamos inglés los lunes, francés los martes, español los jueves y alemán y portugués los viernes. El único día en el que yo no participaba era el miércoles, el día que tocaba italiano. Muchos de mis nuevos amigos eran italianos o habían aprendido italiano. También aquí en Journaly había mucha gente que publicaba cosas interesantes en italiano y yo ya entendía muchísimas cosas. Así que decidí en agosto de 2021 añadir el italiano a mi porfolio de idiomas. Me parece que el deseo de aprender más idiomas es como un virus, pero un virus de los buenos.