Bianca miraba por la ventana del autobús de escuela, pensando en su nota del examen. Estaba regresando a casa después de un día muy largo y estaba agotada. Ella sabía que su madre estuviera enfadada, como normal, y que su padre tuviera su actitud pasota. Creía que en familias normales era el padre el que gritaba, pero su familia nunca había sido normal.

Fue la culpa de Isaac, el chico con el que había charlando hasta la madrugada. No había estudiado suficiente y aunque había aprobado el examen, era por los pelos.

Empezó a soñar. “Cuando seamos mayores, las notas no importarán. En solo dos años puedo estar con Isaac”. La verdad era que ella solo le conoció hacía dos semanas, pero ya sabía que querría pasar toda su vida con él. Ella supe que estarían felices juntos.

“Bueno, terminaré la escuela para que pueda conseguirme un trabajo y luego casaré con Isaac. En la boda vaya a haber muchas flores y toda la gente bailará hasta la madrugada. Cuando nos estemos casados, tengamos dos hijos – un niño y una niña. El niño se llamará Jorge y la niña Isabel, y los dos sean rubios y con ojos azules. De hecho, nuestros bebés serán tan lindos que sus fofos en Instagram serían un éxito enorme y se convertirán famosos. Con todo el dinero pueda comprar un coche nuevo (que sea rojo y rápido), y nunca más necesitará viajar por autobús”.

Pero, todo eso sería en el futuro. Por primero, tenía que sobrevivir una conversación con su madre sobre la nota, y eso le infundió terror.

---

Gracias de antemano por las correcciones. Creo que estarán muchos porque estoy practicando con muchos tiempos verbales 😣

* Foto por Marcelo Cidrack de Unsplash