Jugar al ping-pong
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Jugar al ping-pong

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De pequeña jugaba al ping-pong con los niños del vecindario en Pekín. Como en los años 70 no teníamos muchas opciones de hacer deportes, casi todos los niños crecían jugando al ping-pong o saltando a la soga. Yo no sabía jugar demasiado bien y lo dejé cuando entré en el colegio y encontré otras formas de deporte más "interesantes", como nadar, patinar en el hielo, correr y jugar al baloncesto.

Recientemente durante el covid, trabajo en casa y necesito una forma de hacer ejercicio en cualquier momento cuando tenga unos minutos libres. Empecé a buscar equipamientos de gimnasios en línea durante la primera cuarentena en el marzo y abril del año pasado, pero ay!, de pronto el precio de los equipamientos subieron muchísimo. También tuve que esperar mucho tiempo para que entregaron las cosas a casa. Por pura causalidad encontré un par de palos de ping-pong en línea y me los entregaron en unos días.

Desde entonces he jugado todos los días al ping-pong. Empecé rebotando la boleta contra la pared o la puerta, luego cuando sabía cómo mantener una boleta rebotando sin caer, jugaba contra mi marido en la mesa del comedor. La mesa es un poquito más corta que una mesa estándar de ping-pong y además tiene una forma ovalada pero no nos importa. Después de un tiempo nos acostumbramos y disfrutamos del juego un rato todos los día.

También hay una mesa estándar de ping-pong en el parque deportivo municipal. La ventaja de jugar fuera es que podemos tomar el sol y respirar aire fresco cuando jugar. La desventaja es que hay que evitar la lluvia o el viento fuerte. Así que la mesa del comedor se ha volvido en nuestro favorito lugar para jugar al ping-pong.

Me he dado cuenta que jugar al ping-pong es una buena opción para relajarme, para mantenerme en forma y para mejorar mi velocidad de reacción. Además es un juego sociable que me da la oportunidad de praticar con mi pareja.

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