Cuando vivía en Londres durante un año como estudiante, tuve la oportunidad de visitar muchos mercados, pero uno que siempre recuerdo con cariño es el mercado de Spitalfields.
El lugar estaba lleno de vida y aromas deliciosos. Había opciones de comida de todo tipo: quesadillas mexicanas, bao buns suaves y esponjosos, tartas de manzana, panaderías con pasteles recién horneados y sandwiches perfectos para llevar. Todo olía tan bien que era difícil decidir por dónde empezar.
No solo había comida, también había ropa y accesorios interesantes. Vi camisetas con estampados muy llamativos, algo típico de los mercados londinenses, y abrigos hermosos que pude comprar a buen precio. Lo que más me sorprendió fueron los pequeños negocios creativos. Había varias cajas de música y arte con personajes de anime; las piezas eran realmente fenomenales. Es una pena que no tenga fotos, pero nunca soy buena para recordar tomarlas.
Me encantó especialmente la panadería, las tartas y los detalles del mercado. Cada rincón tenía algo único, y se sentía como un lugar donde la tradición y la modernidad se encontraban de manera armoniosa. Fue un día sencillo, pero muy especial, y todavía recuerdo la sensación de explorar cada puesto, probar comida nueva y descubrir pequeños tesoros escondidos.