Ayer fue un día realmente difícil. Sufro de migrañas con bastante frecuencia, pero ayer la dolor fue especialmente fuerte. Desde que desperté, mi cabeza me dolía mucho, y no podía hacer nada. La luz me molestaba, y cualquier intento de moverme solo hacía que el dolor fuera peor. Pasé la mayor parte del día acostada, tratando de descansar, pero aún así no podía encontrar una posición cómoda.
El día se complicó aún más cuando mi gato, Leo, comenzó a jugar con el teclado de la computadora. Leo es un gato tranquilo y calmado, pero a veces le gusta presionar las teclas del teclado, especialmente cuando no estoy mirando. Ayer, se subió al escritorio y comenzó a caminar sobre el teclado, presionando las teclas una y otra vez. En poco tiempo, el teclado dejó de funcionar. Intenté arreglarlo, pero ya no respondía. Al final, me quedé sin teclado, lo que hizo que todo fuera aún más difícil.
No tenía un teclado de repuesto en casa, y con la nieve y el hielo cubriendo las calles, no podía salir a comprar uno nuevo. Las condiciones climáticas me impidieron moverme, y debido a que uso silla de ruedas, no podía salir de mi casa. Esto hizo que me sintiera aún más atrapada.
Tuve que improvisar con lo que tenía. Encontré algunos cables viejos y otros dispositivos que tenía guardados, pero no eran lo suficientemente cómodos ni prácticos para trabajar. A pesar de todo, intenté seguir adelante con lo que podía hacer, aunque no era fácil. Con la cabeza llena de dolor y la situación complicada, traté de avanzar poco a poco.
Mientras tanto, la nieve seguía cayendo afuera, y no sabía cuándo mejoraría el clima. En algún momento, espero poder comprar un teclado nuevo cuando las condiciones sean mejores. Pero por ahora, tendré que seguir con los dispositivos antiguos que tengo a mano.
Fue un día muy frustrante, pero al final, sé que debo ser paciente. Espero que el clima mejore pronto y que pueda resolver este problema. Mientras tanto, trataré de cuidar mi salud y de seguir adelante con las pequeñas tareas que puedo hacer.