Nacemos como pergaminos en blanco—

moldeados por incontables manos a lo largo del tiempo,

tocados por el azar y la elección,

y por trazos de codicia, ira y suciedad.

Nuestras vidas comienzan como suaves bocetos—

contornos pálidos de futuros posibles.

Poco a poco ganan textura mientras las circunstancias

nos raspan como papel de lija,

grabando surcos, cicatrices y relieves

hasta que pensamos: “Esto soy yo”.

A veces pintamos con pinceladas vibrantes,

transformando el caos en patrones arremolinados

que brillan con un toque de gracia.

Pero otras veces nos congelamos frente al caballete:

con el corazón pesado de dudas y el pincel temblando,

1preguntándonos si siquiera sabemos crear.

Vivir artísticamente exige valentía—

la osadía de aceptar nuestros errores.

Requiere selectividad: saber qué conservar

y qué volver a pintar en busca de una mejor forma.

Y siempre, el humor es esencial;

tomamos nuestros pequeños lienzos demasiado en serio.

En verdad, debemos aprender a amar nuestros desastres,

pues pronto se fundirán con el lienzo del cosmos,

convirtiéndose en uno con la mágica entropía de la existencia.

SHARED CANVASES: Thoughts on Life Scripting (Revised)

We are born as blank parchments—

shaped by countless hands over time,

brushed by chance and choice,

and by strokes of greed, anger, and grime.

Our lives begin as soft sketches—

pale outlines of possible futures.

slowly gaining textures as circumstances

scrape across us like sandpaper,

etching grooves, scars, and ridges

until we think, "This is me."

At times, we paint with vibrant strokes,

transforming chaos into swirling patterns

that shimmer with a hint of grace.

Yet other times we freeze before our easels:

hearts heavy with doubt, brushes trembling,

questioning if we even know how to create.

To live artistically demands courage—

the audacity to embrace our mistakes.

It requires selectivity: knowing what to keep,

and what to repaint in search of a better shape.

And always, humor is essential;

we take our tiny canvases too seriously.

Indeed, we must learn to love our messes,

for soon enough they’ll merge with the canvas of the cosmos,

becoming one with the magic entropy of existence.