Es esa época del año otra vez: el balance de fin de año. El día de hoy, me gustaría escribir un poco de reflexión del año. Qué ha pasado en general, qué ha ido bien y qué mal, y tal. Mi objetivo aquí es escribir unas entradas, desglosadas por tema a tema, para que cada de ellas no sean demasiadas largas. Los temas que se me vienen a la cabeza en este momento son: reflexiones del aprendizaje de español y otros idiomas, hábito de lectura, inversión personal (tanto financiera como otros aspectos como el desarrollo de habilidades), trabajo, vida social, salud y propósitos para el año que viene.
Pero lo primero es lo primero, antes de explorar cada tema, me gustaría hablar de consistencia. La consistencia es, diría que, algo me ha costado mucho adquirir toda mi vida. No digo que nunca he adquirido ningún hábito. Mejor dicho, yo sí adquiría algún nivel de consistencia, pero no exactamente con el nivel que desearía. La ideal versión de mi misma es quien que pueda ser leal a sus propias palabras y mantenerse con firme en hábitos diarios que se han decididas. Que no habrán los altibajos sino el ritmo estable que no temble fácilmente a debido de aspectos (esfuerzos) ajenos.
Es normal tener inesperados y sorpresas en la vida, pero lo que deseo adquirir es una habilidad que pueda mantenerme en la misma posición, sin importar qué pase (pase lo que pase). Quizás me estoy pidiendo (exigiendo) demasiado, quizás no. No obstante, lo que realmente deseo es la serenidad y algo como mi propia constitución personal que pueda seguir a lo largo plazo. No solo tiene que ver con adquisición de hábitos sino algo como una brújula personal para recordarme a mí misma de qué tipo de persona que deseo ser.