Pesto casero
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Pesto casero

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Mi mamá esta cultivando hierbas, así que nos hemos quedado con una abundancia de albahaca. Cada vez que me encuentro así, con una abundancia de albahaca, hago pesto. No lo hago con intención, más bien es algo que me pasa. Pesto, como mantequilla de maní, es una co-estrella de gastronomía. No es el evento principal, no puedes comerlo solo - o sea, puedes, pero probablemente tú médico no lo recomiende. Aquí residía el problema: me faltaba un vehículo para llevar el pesto. Cada vez que me encuentro así, con una abundancia de pesto, hago pan. 

Para mí, el proceso de hacer pan es meditativo. Hay que practicar la paciencia: vas a esperar horas mientras la levadura sube y la masa fermenta. Las recetas exigen precisión. Cualquier desviación de las instrucciones puede ponerlo todo en peligro: Recuerdo cuando hice una tanda de bagels el pasado septiembre y la masa nunca subió. Decidida, terminé la receta y me quedó un producto final que bautizamos "flagels", abreviatura de “flat bagels”.

No tenía tiempo para experimentar. Necesité una receta infalible de hacer pan: en esto, el destino de mi pesto dependía. Decidí hacer focaccia, que requiere relativamente poco mantenimiento. Usé esta receta porque apareció primero en mi búsqueda de Google, tenía cinco estrellas, y la foto me atrajo (la usé arriba). No pretendo ser inmune al marketing. 

Después de fermentar la masa casi 15 horas, me di cuenta de que aunque tenía pesto en abundancia, me faltaban moldes. No teníamos uno de 9 "x13", y me parecía frívolo comprarlo sólo para esta ocasión. Encontré unos moldes para muffins y de eso surgió la idea. Hacía poco había visto este video de una mujer que hacía muffins de focaccia: una solución a la situación. Separé la masa pegajoso en bolitas - y por un momento fugaz, contemplé si era cruel mutilarla así - pero luego recordé que la masa no era un ser sensible y se me pasó el momento. Los cubrí con más aceite (Esta receta no es para la gente que trata su cuerpo como un templo: la cantidad de aceite es un poco terrorífico) y los dejé para la segunda levanta. Regresé después de dos horas para ponerlos en el horno: ~20 minutos a 400 grados Fahrenheit. Los comimos caliente, con el pesto, y tengo que ser honesta: salieron muy bien, aunque no fueran auténticos. 

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