Trabajo como voluntaria enseñando inglés a inmigrantes, y ahora estoy trabajando con una mujer de Honduras. Ayer nos reunimos en un café para repasar gramática y practicar conversación. Ella me contó que le ha costado acostumbrarse a la vida en los Estados Unidos. Se mudó a este país con su marido y su hija hace dos años, después de una inundación en Honduras. Durante su estancia aquí, sólo ha trabajado con hispanohablantes, por lo que no necesitaba aprender inglés. Sin embargo, se siente limitada por su situación actual y quiere ampliar sus oportunidades estudiando el idioma.
Hablamos del aislamiento social, un tema al que vuelvo frecuentemente. El Cirujano General de los EE. UU. declaró que la soledad es una epidemia, afirmando que los problemas psicológicos pueden manifestarse como enfermedades físicas. Generalmente, vemos la soledad como un producto de la era digital, pero creo que la cosa tiene raíces más profundas. La soledad no es un invento moderno: basta con preguntar a la comunidad inmigrante, que viene sufriendo sus consecuencias desde hace décadas.
Sin embargo, no se puede ignorar el hecho de que casi todos nosotros hemos sentido algo helado en el aire últimamente. A veces me siento impotente ante las fuerzas que nos quieren separar en esta época de pantallas negras. En un país como los Estados Unidos, la cultura social desprecia el valor de los lazos sociales. Nuestras comunidades no son accesibles a pie. No comemos juntos. No tenemos “terceros lugares”, como centros comunitarios donde se congrega la gente. Hemos creado una cultura de conveniencia, pero la satisfacción todavía nos elude. Esta dopamina que viene de la tecnología, es barata, de baja calidad. De hecho, todo lo que se compra y se vende es de baja calidad.
Podría seguir quejándome más, pero en verdad no serviría de nada. No pretendo faltarle al respeto a esta vida - Sé perfectamente que ya me ha tocado la lotería por la virtud de haber nacer. Pero me siento mal cuando una mujer trabajadora me dice que no puede ayudar a su hija, porque no puede ayudarse a sí misma. Todos necesitamos que nos den un mano en algún momento de nuestra vida. Pero ahora, estamos demasiado lejos unos de otros para alcanzarnos.