Cada mañana nos íbamos al parque México para hacer ejercicio. En las mañanas, el clima era perfecto para correr o caminar. Había un gimnasio aire libre en el parque…¡qué padre, no! También había muchos árboles grandes que nos daban sombra. El parque estaba lleno de personas con sus perros, pero sin correas, y corrían con libertad pero nunca vi ninguna pelea. Definitivamente parecían felices. Había muchas fuentes, algunas grandísimas. Lo que me parecía extraño era que la ciudad se estuviera enfrentando a la escasez de agua… pero toda la ciudad estaba llena de fuentes, y sí, todas funcionaban todo el día. Sin embargo, las fuentes refrescan la zona y crean una buena atmósfera, lo cual me gustó mucho.

La avenida Ámsterdam es una ruta de dos kilómetros que rodea el parque. Muchas personas corren y caminan por esta ruta, y sí, muchas con sus perros. Había muchos restaurantes y cafeterías alrededor, y después de correr puedes disfrutar de un cafecito allí. También había muchos puestos y muchas opciones de comida callejera, como chilaquiles verdes y rojos, tamales, panes dulces, bocadillos, tacos, frutas, etc. Cada mañana comíamos en un puesto diferente, pero los chilaquiles verdes eran mis favoritos. La salsa verde en algunos puestos era tan rica y llena de sabor. La comida callejera es muy barata. Por ejemplo, el taco más barato (y también el más rico) costaba solamente 9 pesos, que es igual de 0.5 dólares.

En el parque conocí a un hombre mayor que vendía sus obras de arte- colibrís de cristal. Antes de irme leí sobre los colibrís y su significado en esta cultura. Por casualidad, el colibrí es el pájaro favorito de mi esposo. Había colibrís hechos de papel, madera, cuentas, etc. que se vendían en todos lados, pero nos encantó el de cristal y lo compramos. Solo hay que colgarlo :)

🌮🇲🇽🌵