En marzo y abril del año pasado, tuve la oportunidad de tomarme algunas semanas de vacaciones. Aproveché la ocasión para viajar a Costa Rica, un país que quería visitar desde hacía mucho tiempo. Soy biólogo, observador de aves, y un amante de la naturaleza y los animales silvestres, y Costa Rica es un país con mucha biodiversidad. Además de visitar los bosques tropicales y encontrar especies exóticas de aves y otros animales, quería también conocer a otros viajeros, y practicar mi español.

Pasé los primeros días en Santa Ana, cerca de San José, para orientarme y descansar después del vuelo. Después fui a Monteverde, una región montañosa en el noroeste del país. Allí hice visitas en las reservas del bosque nublado, fui a un ranario (es decir, un zoológico con solamente ranas), y participé de tours nocturnos con guías en la selva. Vi muchas especies de aves, y también algunos mamíferos, como el perezoso didáctilo de Hoffmann (Choloepus hoffmanni). Los pájaros más emblematicos fueron el quetzal guatemalteco (Pharomachrus mocinno), el campanero tricarunculado (Procnias tricarunculatus), y el saltarín toledo (Chiroxiphia linearis). Las últimas dos especies tienen diferentes nombres españoles en diferentes países. Aqui escogí los nombres de Costa Rica.

Después de pasar una semana en Monteverde, fui a Quepos en la costa del Pacífico.