El tercer año en Hogwarts he terminado, y Harry más una vez pasaba sus vacaciones en Privet Drive... Para Harry, las vacaciones eran un momento de dolor y desespero, pues, en vez de aprovechar el tiempo fuera de la escuela, él chico sufría a la mano de sus maldosos tíos. El tiempo entero, él esperaba ansiosamente mensajes y cartas de sus amigos, Ron y Hermione. Todavía, sus expectativas fueron se frustrando, cuando percibió que ningún de sus amigos le escribió en las últimas dos semanas.

Dudley, el hijo maravilloso y amado de sus tíos, quedó aún más violento y hostil a Harry. En un bello y soleado día, Dudley, junto a sus amigos, decidió hacer una paliza a Harry, como una manera de educarlo correctamente y enseñarlo buenos modos. Sin embargo, Harry amenazó a Dudley que iba a utilizar su varita y dejar a todos en un estado de imobilidad total.

El “valiente” Dudley se acobardó y no osó desafiar a Harry; ello prefirió salir pitando a su casa, para decir todo a su mamá y a su papá. Harry, cuando observó lo que Dudley iba a hacer, corrió junto al primo, para intentar llegar antes de él a la casa y hacer algo(lo que haría especificamente, no se sabe).