Amanezco como siempre antes que los demás en la casa. Mi hermanito ya no está en su litera debajo de la mía sino dormido en la cama de mamá. Sin falta, todas las noches él sale y se mete en su cama para acurrucarse con ella. Necesita otra fuente de calor además de la suya para aguantar el frío, como un reptil.
No sé por qué me despierto tan temprano. Al despertarme, suelo bajar por la escalera de mi litera para agarrar mi tableta. Me gusta ver las series de adolescentes. Aprendo nuevas palabras. A veces le pregunto a mamá qué quieren decir, pero me aburro mucho con sus respuestas. A veces digo una palabra y no sé bien qué significa, pero me gusta la forma en que sale de mi boca, tan suave, tan natural, como si hubiese estado esperando el momento en que yo le diera voz por primera vez.
Supongo que me preocupo por muchas cosas. Los días que vamos al colegio, no paro de darle vueltas a temas como dónde me voy a cambiar de zapatos, dónde voy a poder dejar mis zapatos de casa, cómo me van a quedar mis zapatos de colegio. O qué sabor de chicle voy a comer, porque el profe nos permite comerlo. O si voy a poder hablar con mi mejor amiga, Cristi. La verdad, no me gusta mucho el colegio, pero me gusta Cristi y me gusta poder correr en el recreo.
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Preciosa historia. (Por cierto, hemos publicado el post al mismo tiempo. Supongo que podemos pedir un deseo. 😂)
Gracias Coral. Mi deseo es no quedarme bloqueada mentalmente al sentarme a escribir en español, lol.