La respuesta corta es: sin castigo físico y abuso emocional. Punto.

A fines de este pequeño texto, disciplinar a un niño es corregirlo y ayudarlo a crecer de manera correcto. También tiene que ver con ayudarlos a ser seres humanos que pueden eventualmente tomar decisiónes correctas moralmente y éticamente. A estas alturas ya no podemos únicamente hacer lo que aprendimos de nuestros padres y ellos de sus padres sin cuestionarlo. Tampoco es bueno dejar que nuestras emociones nos lleven. Incluso si significa que tenemos que ser las ovejas negras culturalmente hablando. Tenemos que evitar y si necesario romper estos ciclos vicios y hacer decisiones sanas.

Una manera sana de disciplinar a los niños es elogiar a su buena conducta. En vez de poner tanta atención a lo malo - esforzar lo que saben hacer bien. Dale Carnagie escribe en su libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas que este principio también funciona en adultos. También es importante tener suficiente inteligencia emocional para saber separar el problema de conducta de su respuesta emocional y tratarla primero antes de atender al niño. Así los padres no actuan en exceso como por ejemplo cuando disciplinan con golpes a los hijos o cuando gritan palabras que hieren.

Yo no tengo hijos y por eso me siento rara escribiendo esto pero tenemos mucha evidencia empírica que puede guíar a los padres. Hay que intentar lo mejor que se puede basandose en la información que tenemos disponible y ser conciente de que tanto efecto tiene una disciplina tanto positiva y negativa en las vidas de los hijos.