Foto por NoWah Bartscher via Unsplash
(NB: tengo muchas dudas sobre esto, pero es el resto de la historia...)
Esta semana se ha vuelto loca. Hace diez días, mi madre, hermana y sobrinos fueron a la playa donde visitaron a mis tíos. Resulta que a partir del lunes, todos tienen covid. Todos tienen que quedarse en casa, claro, y todos me llamaron para que los ayudara. Primero fue ayudar a mi madre para hacer la prueba. Después de convencer a mi madre que sí, la prueba dijo que ella tiene covid, insistió que todo estuvo bien, como siempre. Le explicamos que no puede salir de la casa y que hubiera sido bueno que ella llamara a su doctora. Durante el primer día, ella poco a poco se sentía peor. A pesar de la gravedad, las cosas se volvían bastante cómicas. La verdad es que no soy capaz de explicarlo en español, pero lo voy a intentar.
Después de la prueba mi madre insistía en que todo estaba muy bien, al mismo tiempo que tosía y se sonaba la nariz constantemente. Pude mirarla en los ojos y ver que venía una fiebre. No obstante, se convenció a sí misma de que no podía contestar al teléfono sin mí. Esperé la mayoría del día para que llegara una llamada de la médica de mi madre. Estuve en el patio y ella en la casa; nos gritábamos por horas. Cuando por fin llegó la llamada, debido a las leyes no pude hablar con la médica sobre su salud, pero mi madre quería que yo estuviera ahí con ella.
Claro que mi madre no le dijo la verdad a su doctora. "Estoy muy bien", le dijo, mientras yo le gritaba desde el patio "¡no mientas a la médica que no estás bien!" Después de todo, fui a dos farmacias distintas para recoger medicina, encontrar más mascarillas, pruebas etc., hice la compra con unas tareas pequeñas para que todos hubieran tenido lo que necesitaban. Finalmente, consiguí medicina para mi madre el lunes por la noche. Todos estaban en sus camas en sus casas cuando me fui. Conducía hacia mi casa cuando mi jefe me llamó para decirme que me necesitó para un proyecto del trabajo "urgente y de inmediato".
Como apunte, permítanme decirles que soy editora de libros y que no existe una emergencia verdadera en la publicación de literatura. Siempre me da risa su exigencia. Hay días cuando quiero tirar el celular por la ventana. Sin embargo, trabajé unos días sin parar, cuidé de la familia lo mejor que pude mientras perdía la cabeza pero sin perder la paciencia con nadie.
Anteanoche me sentí un poco mal, pero no quería caer en la trampa de la hipocondría, así que lo ignoré. Ayer me sentí peor... y por supuesto, hace una hora, mi prueba fue positiva.