Los días de locura
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Los días de locura

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Foto por NoWah Bartscher via Unsplash

NB: Esto no tiene sentido sin apuntes en el fondo. Así que los hago hoy y mañana lo demás.

Mi madre siempre ha sido una mujer muy fuerte, independiente y muy animada. Nunca se queja de nada. Creo que su generación es así. Se criaron durante la segunda guerra mundial y aprendieron a nunca quejarse y a mantener la compostura. Por el contrario, en mi generación somos perezosos, egoístas y nos quejamos sin parar. A veces las dos podemos ser mucho. Me ven ahora mismo quejando, y por ejemplo cuando mi madre está enferma, lo niega, incluso a su médica. Mis hermanas y yo nos hacemos detectives para averiguarlo ya que no nos dice nada.

Hace unos años la pérdida de su marido de 65 años a mi madre le dio un golpe muy fuerte. Claro, a todos nosotros nos dio un golpe fuerte. Mis padres eran muy felices. Para la madre es un gran cambio. Nunca había tenido su propia habitación en la vida. Ahora tiene no solo una habitación, sino cinco y un montón de cosas extras. Después de que muriera mi padre, se volvió más frágil, y parece que cada día tiene algo nuevo que aprender o entender de nuevo. Para una mujer mayor, sola, desconsolada, las cosas se ponen difíciles. Me compadezco de ella y me preocupa mucho. Vivo más cerca de ella que mis hermanas, entonces soy la que la cuido. (Nos hicimos un trato el día que nací. ;-) No está para nada mal, sin embargo es un cambio grande en la vida de todas. La veo cada día, le hago la compra, le entrego lo que sea, la acompaño a las citas y otras cosas. Esto me parece perfecto porque ella me hizo estas cosas y muchos más toda la vida.

No quiero quejarme. Es que a veces entre mi vida y su vida, tengo mucha vida y esta semana, tengo más de lo normal.

Les diré el resto de la historia mañana.

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