El placer de comer
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El placer de comer

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Me llama la atención mucho el tema del gusto y la manera en que este sentido organiza nuestra experiencias subjetivas. Para mí, entre los cinco sentidos el gusto es de los que más estrechamente asocio con el anhelo, aunque claramente todos los sentidos se prestan a algún tipo de placer.

Me parece curioso lo mucho que diferimos unos de otros en cuanto a los sabores que asociamos con el placer. Por ejemplo, disfruto bastante de lo umami y lo grasoso, pero igualmente de los sabores de frutas y verduras frescas. No se me antoja lo dulce a menudo, pero de vez en cuando me encanta comer un helado. Por lo general, de todos modos, no me llama mucho la atención lo dulce.

En cambio, a mi pareja le vuelve loca lo dulce. Parece que no puede pasar un solo día sin comer alguna clase de golosina, ya sean chocolates o gominolas o lo que sea.

Ahora que me lo planteo, no se trata de tan solo el sentido del gusto sino de muchas sensaciones distintas que se asocian con comer.

Al comer algo rico un conjunto de sensaciones se hacen notar. Al comer una ensalada nizarda, por ejemplo, las texturas de los ingredientes se me registran al igual que los sabores. El huevo duro tiene que estar picado y las verduras (incluidas las papas) tienen que estar bien cocidas, pero a la vez, no demasiado blandas. El atún debe tener un sabor intenso, de umami profundo. Debe hacerse notar el sabor de la mezcla de la mostaza de Dijon, el vinagre, la sal y el aceite de oliva en el aderezo. Las aceitunas tienen que ser de la variedad Kalamata (según mi gusto) y los tomates cereza deben reventarse en la boca. Al comer la ensalada nizarda, siento un placer único al asimilar todas las sensaciones y sabores al mismo tiempo.

Otro elemento clave en el comer es la saciedad. Todo el mundo puede apreciar lo bueno que se siente al pasar de tener hambre a estar satisfechos, ese deleite. Por eso prefiero esperar a comer hasta tener hambre, para poder darme ese placer.

Me doy cuenta al escribir este texto que todos los sentidos aportan algo a la experiencia de comer. No se trata del gusto únicamente, lo cual me lleva a pensar que mi hipótesis original no sirve.

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