El gruñón
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El gruñón

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Cuando vivía en Inglaterra a veces podía ser un gruñón. Es que en las Islas Británicas puede llover demasiado depende la zona de que vives. Era en estos momentos de que estaba gruñón. No me gustaba la lluvia para nada. La verdad es que en Gran Bretaña no sabemos si vamos a tener un verano o no. Bueno, exagero un poco, pero los Británicos nos gustan quejarnos sobre el tiempo. Ahora vivo en Extremadura, en el oeste de España y he dejado de quejarme sobre la lluvia. Hoy en día sé, con una confianza total, que vamos a tener un verano de verdad. Entiendo perfectamente que necesitamos la lluvia para llenar las embalses para que tenemos suficiente agua durante los meses del sol brillante y los cielos azules. Por lo tanto, actualmente estoy feliz cuando veo la lluvia. Sin embargo, ahora puedo ser gruñón en julio y agosto cuando hace demasiado calor para un chico inglés. ¡Qué ironía!

Recientemente ha llovido mucho aquí y todo el mundo está feliz. Yo también, pero no solo por los embalses. La semana pasada fuimos a la Valle de Jerte en el norte de la región. Tiene fama en España para la producción de las cerezas. Cada primavera mucha genta visita para ver la floración preciosa de los cerezos. Por supuesto, en febrero no hay flores ni hojas tampoco. Fuimos a pasear por el motivo de ver las cascadas llenas de agua. Es una zona montañosa con los lados de la valle muy inclinados y, después de tanta lluvia, las gargantas tenían corrientes my fuertes y ruidosos. Fue un espectáculo de la naturaleza y este día, por lo menos, no fui gruñón. En el verano, ya veremos.

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