La obra, “El marxismo dará salud a los enfermo (1954)”, pintó por la artista Frida Khalo, es tanto un comentario político como una reflexión de la artista propia. Nuestros ojos, al primera vista, nos atraen al autorretrato. Su prenda anatómica y un ojo puesto curiosamente al lado de la protagonista traiciona la simplicidad para darle espacio al enigma. Capa por capa, indagamos en una agenda oculta, orquestó por la pintora.
Las muletas representan la enfermedad y la paloma blanca es una cura de las afecciones. Además, a través de un mano celestial, el cuerpo de Frida se sostiene viva aunque sea precaria. Mientras Frida está en un proceso de sanción, su contraparte, un grotesco pájaro negro, presagia la maldad por una sociedad corrompa por la amenaza del capitalismo e imperialismo. Las dictámenes de la artista, por otro lado, muestra una reverencia al nivel de un Dios por una figura Marxista, lo cual otorgará la salvación de las ideologías.
Subyacente de la obra maestra, un corriente del sufrimiento nos permite una ventana tanto al mundo personal como político de Khalo. Debido al accidente de tranvía que sufrió en su juventud, el tema de dolor implacable se perseguía a lo largo de su vida. Al fin y al cabo, Frida está buscando una ruta de escape de su opresión por los vínculos cargado con sus relaciones personales con Diego Rivera y la amenaza política del capitalismo.