Los momentos pueden ser tan efímeros como si fueran copos de nieve, destacándotela a gozar el momento plenamente. Las caras que nos rodean, reflejando a nosotros el regocijo incansable, serian los verdaderos regalos. El oler de un festín te envuelve en su fuerte abrazo, sometiéndote bajo su poder. La nostalgia sería una mezcla de canela, vainilla y nuez moscada, justamente los ingredientes principales de las galletas de jengibre que bailan en tu estómago. Los villancicos, cada estrofa impregnada con el amor incondicional de tus seres queridos, son semejantes a las voces de ángeles directamente del cielo. La recaudación de dulces empalaga tu paleta, transformándote a un glotón por el espíritu navideño. Navidad para ti es un agridulce torbellino de altibajos emocionales que te guía hacia tu propio destino: la puerta de tu juventud que te pasa en un abrir y cerrar de ojos. Paradójicamente, los videos y fotos son meros recuerdos que te convierten desde un espectador hacia un director de tu propia historia, la que resonaría para siempre como si fuera el lado de tu corazón.