La ilusión de la benevolencia
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La ilusión de la benevolencia

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Una de las lecciones que nos ha enseñado el Imperio británico es que las justificaciones arraigadas en la benevolencia son fundamentalmente erróneas. Son historias que nos contamos para justificar acciones tanto morales como inmorales para sentirnos mejor con nosotros mismos. Aunque uno puede justificar acciones morales con benevolencia, también se puede usar el mismo argumento para justificar las acciones inmorales. Por eso sostengo que la benevolencia no es un buen fundamento en el que uno debería basar sus acciones. En tal caso, uno corre el riesgo de contradecir la misma lógica de su argumento.

Un buen ejemplo es la lógica imperial [postulada/promovida] por el Imperio británico. Con el surgimiento de la ideología mercantilista, emergieron también numerosas justificaciones para sus acciones derivadas de ella. La ideología mercantilista se basaba en dos ideales: la autosuficiencia económica y la adquisición y la defensa de colonias mediante el uso de la fuerza militar. Aunque podría enumerar muchísimas razones basadas en la económica y la competencia internacional, me gustaría enfocarme en las razones para justificar sus acciones imperialistas.

El Imperio británico justificaba sus acciones mediante la benevolencia. Los funcionarios del Imperio británico pensaban que estaban ayudando a los que conquistaban. Creían que estaban difundiendo la libertad y la civilización en territorios extranjeros. Y también podemos ver que este mismo razonamiento fue usado para justificar el imperialismo que sojuzgaron a África a finales del siglo XIX, lo que se conoce como "la lucha por África". Aunque el entendimiento de la concepción de ‘progreso’ había cambiado en esos años, lo que se basaba en la integración de vasta expansión territorial, el Imperio continuó con la misma narrativa.

Estos relatos benevolentes pasaban por alto la brutal y violenta realidad que ocurría bajo los diferentes poderes imperiales; pero estas justificaciones protegían su marco ideológico y su percepción del Imperio. Por lo tanto, si el razonamiento se basa solo en la benevolencia, sostengo que no solo es una ilusión creada a través de las historias que nos contamos, sino que nunca es suficiente para justificar tales acciones. 

La segunda parte de esta argumentación reside en la lógica del utilitarismo sobre el bien común, es decir lo que se refiere a las acciones, decisiones, etc. que son consideradas lo mejor para la gran mayoría de la gente. En otras palabras, el bienestar de la minoría debería ser sacrificado en favor del de la mayoría. Si seguimos con el ejemplo del Imperio británico, este optó por sacrificar el bienestar de sus colonias para preservar el de la metropolis.

El ejemplo usado para refutar esto es el siguiente: un hombre perfectamente sano entra en una clínica donde hay cinco pacientes que necesitan urgentemente diferentes órganos: un riñón, un corazón, un hígado, un estómago y un estómago. Según la lógica del utilitarismo, deberíamos sacrificar a este hombre sano para el bienestar común de la mayoría.

Pero... hay poca gente que haría eso porque sería una locura. Dudo que haya mucha gente dispuesta a matar a un inocente para salvar a cinco desconocidos. Y casi nadie estaría de acuerdo en que el gobierno tiene derecho a hacer algo así. Por eso sostengo que el concepto de bien común que se basaba en la lógica utilitarista tampoco es suficiente para justificar ciertas acciones.

Otros muchos, como John Rawls y Robert Nozick, presentaron otras conceptualizaciones sobre en qué se debería basarse el bien común; pero ese es un tema para otro día. Simplemente creo que la forma en la que justificamos nuestras acciones y la percepción que tenemos de nosotros mismos a través de las historias que nos contamos son importantes si queremos estar seguros de tomar decisiones correctas. Pero no creo que sea posible tomar buenas decisiones si nuestra lógica se basa solo en la benevolencia y el utilitarismo.

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