Hoy al amanecer yo tenía dos piernas. No me importaban mucho; no las había usado desde hacía tres años. La historia de mi vida es triste y no me gusta contarla. Eso, yo diría, es lo más inconveniente de vivir incapacitada: todos pueden ver las huellas de tu historia ahí escritas en tu cuerpo. Ni siquiera de ti misma puedes esconder los indicios del pasado, porque sólo con mirar hacia abajo recuerdas que no eres normal, y por qué, y cuándo, y cómo, y todas las pesadillas se hacen reales otra vez.
Pero ahora al punto: hoy me desperté con dos piernas, y ahora sólo tengo una. Ayer por la tarde mi enfermera vino a la casa para bañarme, cambiar mi pañal, cocinar el almuerzo - la rutina normal. Pero al desvestirme, se quedó boquiabierto y dio un grito de asombro.
¡Por Dios! - llamó.
¿Qué pasa? - demandé.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al anunciar: Larvas.
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English translation: Today when I awoke I had two legs. They didn’t matter much to me; I hadn’t used them for three years. The story of my life is sad, and I do not like to tell it. That, I would say, is the biggest inconvenience of living handicapped: everyone can see the remnants of your story written all over your body. You can’t even hide the past from yourself, because just by looking down you can see that you are no longer normal, and why, and when, and how, and all the nightmares just keep flooding back.
But to get to the point: today I awoke with two legs, and now I only have one. Yesterday afternoon my nurse came to the house to bathe me, change my diaper, make me lunch--the usual routine. But once she had gotten my clothes off, her jaw dropped and she let out a gasp.
“My God!” she cried.
“What is it?” I demanded.
Her eyes filled with tears as she announced: Maggots.