En este momento, me preocupan una serie de acontecimientos en Alemania, cuyos posibles efectos ni siquiera conocemos.
Con el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, el espectro de opiniones que pueden expresarse públicamente sin ser excluido de los actos y del debate público ha vuelto a estrecharse considerablemente.
Nuestro gobierno y amplios sectores de la oposición opinan que la política de Israel debe ser apoyada en su totalidad, aunque ello pueda tener graves consecuencias internacionales para Alemania.
Actualmente, estamos siendo juzgados en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya por complicidad en genocidio, pero aquí nadie parece estar seriamente interesado en este hecho y nuestra prensa apenas informa sobre ello.
Hace algún tiempo se filtraron las directrices internas de nuestro primer canal de televisión estatal, que estipulan cómo hay que informar sobre el conflicto entre Israel y los palestinos. El framing es, por supuesto, extremadamente proisraelí. La imparcialidad en la información, que en realidad se espera de todas emisoras estatales, pasa cada vez más a un segundo plano. Nuestra prensa «libre» casi nunca pierde la oportunidad de quejarse de la prensa estatal censurada de países como Rusia o China, pero ellos mismos se preocupan cada vez menos por la comunicación no censurada y neutral de la información.
Por eso he empezado a consumir en mayor cantidad medios de comunicación extranjeros.
El Congreso Palestino asaltado por la policía hace quince días mostró cómo puede ser el despotismo estatal en Alemania en estos momentos. El congreso fue asaltado por la policía de Berlín bajo la endeble acusación de antisemitismo e islamismo. Un médico jefe y director de hospital de Glasgow, que quería informar sobre su trabajo en un hospital de Gaza, fue interrogado durante tres horas en el aeropuerto y luego se le negó la entrada al país. Incluso se prohibió al exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis participar en un debate en línea en Alemania. El hecho de que esta conferencia haya sido organizado en gran parte por judíos alemanes críticos con Israel y que las acusaciones de antisemitismo e islamismo se inventaran de la nada no molestó a nadie.
Para quienes hablen alemán, he aquí la contribución de Michael Lüders al tema:
Queridos lectores,
esta vez escribí todo el texto en alemán y utilicé una inteligencia artificial para la traducción. Pero he leído todas correcciones y repasado el texto por completo.
Es un tema que me preocupa mucho en este momento.
Muchas gracias por sus sugerencias