Capítulo Uno - Las Artimañas de Un Perro Callejero
Mis Queridos matones,
El búho ha escapado. A lo mejor está volando rumbo al norte. Yo voy para arreglar las cosas con Vicente con la esperanza de que nos eche una mano para resolver este asunto. Si todavía no han escrito sus cartas de despedida a Judd, Connor 7 está a su disposición para cualquier duda. Si no regreso antes de la medianoche, ustedes tienen mi permiso de terminar con esa maldita selva de una vez por todas. Que nunca pierdan la fé. Créenme, nosotros vamos a atrapar a ese cabrón y comer sus entrañas de la forma más rabiosa y hostil. Ha sido un honor ser su capitán, y no tengo duda de que ustedes tendrán éxito.
Les amo con toda mi corazón,
- Connor 6
La carta sentía muy pesada entre mis dedos cuando la leí. Una lágrima había manchado la última firma de mi honorable capitán. La oscuridad de la noche me engulló, y poco a poco, el miedo se volvió insoportable.
Se me hizo raro leer ese recordatorio del pasado. En aquél entonces, vivíamos con luz, comida, y los chistes culeros de Connor 4. No había escasez ninguna, y los búhos vivían bajo nuestro control.
Me acuerdo de un incidente cuando me tocó darles de comer. Qué animales tan patéticos. Había pasado mucho tiempo desde que alguno de ellos intentó escapar de la Selva de la Cúrcuma. Los vi completamente subordinados y temerosos de nuestra fuerza.
En esos días, Dilly todavía era una cría. Un polluelo con un padrón similar a una corbata cubriendo su pecho. Nosotros burlábamos de lo débil que parecía, y le apodamos "aperitivo". Nunca hubiera imaginado el poder que existía dentro de ese cuerpito emplumado, y aquel día, pasó algo que determinaría mi destino para siempre.
El contacto visual es la única manera de mirar fijamente al universo entero. Todo se refleja en los ojos de un ser vivo. Mientras estaba acercándome al nido de Gilly, la madre de Dilly, sentí el impulso de reventar a todas sus crías, de sentir el crujir de sus huesos entre mis colmillos. Pero todo eso se acabó en cuanto me topé con la mirada de Dilly. El mundo se congeló. Fantasmas de la antigüedad empezaron a recordarme de la historia de nuestro planeta, y el dolor de mis ancestros.