Hola, amigos. ¿Cómo están?
Hoy me encuentro un poco desanimada. Tengo muchas tareas que hacer, pero no me siento muy motivada a hacerlas. Además, me siento un poco desordenada, porque estaba haciendo pedazos de tareas, no terminando las cosas de manera organizada. Al pensar por qué estoy así, se me ocurrió un término: el síndrome del impostor.
Ahora, estoy en una etapa donde tengo que empezar a decidir mis temas de estudio (estoy en el posgrado) y realmente empezar a investigar. Sin embargo, no tengo muchas ganas de hacerlo, porque me da miedo hacer las cosas que realmente van a importar y tengo miedo a tener que asumir responsabilidad sobre ellas. Siento como si tuviera que fingir lo que no soy, como una persona súper apasionada, motivada, que piensa en sus temas de investigación 24 horas, súper inteligente y fluente, etc. Me cansa un poco tener que mostrar y dar pruebas de mis aptitudes y mis esfuerzos. Pero así es el trabajo y así es la vida, ¿verdad? Hay que crecer. Ser madura. Aunque te sientas no muy adulta todavía, ¿no? Es que estoy demasiado acostumbrada a ser una buena estudiante, que me siento incómoda cuando tengo que crear mis propios proyectos.
Pienso que es un tipo del síndrome del impostor. Sentirse como una persona no tan hábil para tener tantos logros como piensan los otros o para seguir teniendo éxito como antes. Tener dudas sobre sí mismo. Es que a mí me pasa este sentimiento más o menos regularmente. Y cada vez tengo que superarlo y lo hacía, por la gracia de Dios. Ya pasará, pero quería escribir mis sentimientos y compartirlos con ustedes. Espero que no tengan que sentir esto, pero si lo están sintiendo como yo, mucha fuerza y muchas bendiciones.
Buenas noches.