Cuando era más joven, solía ser muy crítica conmigo misma, especialmente cuando cometía errores o fracasaba. Me decía cosas duras a mí misma y siempre sentía que no era suficiente. Siempre me culpaba y necesitaba el consuelo de los demás para sentirme mejor.
Pero eso fue hace muchos años. Ya he cambiado recientemente, gracias a la terapia, escribir en un diario, reflexionar e intentar ser más consciente y estar atenta a mis pensamientos, acciones y comportamiento.
En lugar de ser dura conmigo misma y caer en un pensamiento negativo y en suposiciones, me enfocaría en lo que aprendí de mis errores o fracasos. Intentaría no concentrarme demasiado en cómo fracasé o cometí errores, sino en cómo puedo crecer o seguir adelante.
También estoy intentando ser más compasiva conmigo misma. Cuando las cosas salen mal, me hablaría a mí misma como si estuviera hablando con un amigo. Algunos días son más fáciles que otros. A veces necesito hacer un esfuerzo extra para estar más atenta.
Estoy segura de que todo saldrá bien. La próxima semana estaré más ocupada, pero todavía me siento llena de esperanza.
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