En la vida, nos ocupamos de diversas maneras. Las cosas que hacemos, nos traen sentimientos de felicidad, paz mental, estar alineados, etc. A veces nos volvímos a un lugar de nutralidad, a veces nos desarrollamos a través de ellas. Lo que hace algo para una persona, no necesariamente hace lo mismo para otra. Es decir, lo que a mí me hace feliz, no necesariamente ayuda a otra persona a sentirse feliz. A veces, para algunas cosas, nos confundimos buscando los beneficios de hacerlas y pensando en cuáles son nuestros motivaciones. En ocasiones, estos pensamientos nos ayudan a buscar nuevas estrategías para hacerlas, pero otras veces nos impiden hacerlas. La realidad es que tenemos que hacer cosas en la vida hasta que muramos. Si no encuentra ninguna meta u objetivo concreto en hacer algo, pero ve que tiene inclinación a hacerlo, pues a lo mejor le sirve de una forma beneficiosa que no se puede ver. Estos pensamientos me vienen cuando pienso en mis viajes aprendiendo cosas como; idiomas, el arte de escribir bonito, buscar patrones y otras cosas. A veces me sirve para obtener un estado del ser o me ayuda a tomar decisiones, o sí, para obtener un objetivo. Pero, muchas veces, no veo un gran objetivo en ellas (en que estoy investido). Puedo pensar y encontrar razones de el por qué hago las cosas, y cómo me sirven. Pero, veo que, cuando no conecto con las razones más, y el camino/la meta, sigo teniendo algo dentro que me dice ocuparme con ellas.... Incluyendo cuando no va bien (como en el caso de aprender idiomas. Madre mía, los viajes fueran lentos, frustrantes, y sin razones y metas concretos y consistes) Pero estos días, decido seguirlo más, y estar abierto a donde me lleve. Abrazar el arte de simplemente hacer..
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