El otro día estuve con mi amiga; llamémosla Raquel. Ella me contaba que se sentía perdida e inadecuada. Algunos de sus amigos de la universidad parecen muy éxitosos: tienen salarios altos, buenas carreras, estabilidad financiera y otras cosas más.
Yo estuve en esa situación hace unos años, especialmente cuando cumplí 25 años. No dejaba de compararme con los demás y mis decisiones estaban influenciadas por lo que la sociedad pensaba. Por ejemplo, consideré entrar a la escuela de posgrado porque parecía prestigioso. Me sentía miserable constantemente y creía que no era suficiente.
He aprendido muchas cosas en los últimos años.
Hoy en día, tengo más confianza en mí misma y me siento más segura con mis decisiones. Me siento satisfecha y feliz. No estoy ganando seis cifras, pero tengo un buen trabajo, una familia y amigos de apoyo, un novio increíble y varios hobbies. También cuido mi salud física y mental.
Conozco mis valores. Sé que cada persona tiene su propio ritmo. Después de todo, la vida no es una carrera. Y lo más importante es darse cuenta de que cada uno tiene su propia definición del éxito. Para algunos, puede ser tener su propio coche y hogar a cierta edad. Para otros, puede ser tan simple como estar sano, alcanzar metas y hacer cosas que los hagan felices.
Cuando Raquel me preguntó sobre mis valores y cómo me siento acerca de mi trabajo, mi respuesta fue algo así:
El trabajo es simplemente trabajo para mí. No me importa tanto tener una carrera exacta. Lo más importante es tener una carrera que me brinde paz mental, estabilidad financiera y tiempo y dinero para hacer las cosas que realmente me hacen feliz, como cuidar de mi salud, disfrutar de mis hobbies y cultivar relaciones. Mi carrera ideal debería ser sostenible, en la que siempre tenga empleo y oportunidades para crecer. Y ahora, lo he logrado en el campo de la informática.
No siempre es fácil, por supuesto. Algunos días son más difíciles que otros. También me tomó un tiempo adoptar esta mentalidad, pero estoy feliz de haber llegado a este punto.
Mi propio ritmo, mis propios valores.
Cuéntame, ¿qué es el éxito para ti?