Estuvo en un tren. María tenía dudas de hacer este paso en su vida. Rubia, guapa, pero nadie se enamoró de ella. Después de casi dos horas durmiendo en el tren, aún no llegaba a su destino. Se puso de pie y empezó a estirarse y a limpiar sus gafas. El tren estaba cruzando un bosque, y aburrida, decidió dar un paseo por el pasillo central del tren. "Adónde vas, señorita?"-preguntó la cobradora. "Estaba aburrida. Solo quería moverme."-respondió respetuosamente. "Vale, pero llegamos en una hora para que te des cuenta". Camina por el pasillo, mirando las montañas y albuferas por las ventanas. No había tanta gente, siendo el último viaje del día. Entró en un vagón lleno de daneses haciendo su "Hygge". Su cultura de tomar café de manera acogedora. Se paró mirando a los daneses, preguntándose su decisión de irse a Dinamarca. Les clavó los ojos, teniendo miedo de hablarles. "Ugh--Hola, cómo podría ayudarte?"-una chica danesa le dijo a María. "Irme a Dinamarca es una buena idea?". "Sí, la es.", le respuestó la chica danesa.