Desde ayer hay un nuevo miembro en mi familia: un perro.
Mi marido, mi hija y yo hemos visitado la perrera un par de veces en las semanas pasadas, para elegir nuestro nuevo compañero de vida, aunque se puede decir que la elección la hizo el perro más que nosotros. Desde el primer momento que nos vio se abalanzó hacia nosotros para lamernos y darnos cariñitos.
Tiene dos años y se encontraba en la perrera desde hace unos meses. Antes de eso solo sabemos que fue rescatado, junto a otros 64 perros, de una granja donde vivían en muy malas condiciones.
El viaje hacia casa fue un poco difícil: él estaba muy asustado y no hubo manera de que se quedara quieto en el maletero. Tuve que sentarme atrás y cargarlo todo el rato. El corazón le latía a mil. Pero, una vez llegamos, se calmó, exploró la casa y la terraza, se dejó hacer mimos por toda la familia, dio su primer paseo con la correa…
Ahora me sigue por todas partes, es muy gracioso.
Un texto absolutamente impecable.
Yeah! :-)